Como alguno que otro sabrá, hasta ayer he estado en una despedida de soltera bastante descafeinada. Tranquila incluso, pero eso no me ha impedido tener que morderme la lengua en varias ocasiones y saltar a mi mundo paralelo de dragones
La segunda movida fue el tema de las pelucas. Blancas. Y cortas, pero eso era lo de menos, yo estaba emocionada por la calle con mis pelos nuevos, vamos, que me sentía casi como Raist después de un corte de pelo.
Por último, he descubierto que me gustan los masajes. Hace tres días pensaba que eran una perdida de tiempo y dinero. Pero no, son maravillosos y te dejan como nuevo, además, si sirven un te como el que me pusieron a mi en todos los sitios sólo por eso merece la pena. Para colmo, mientras esperábamos el dueño nos contó una película de como había montado el chiringuito de la cual no me enteré muy bien, pero que era algo así:
- La historia de como monté este local es muy bonita, el nombre se lo puse por mi masajista, que venía a mi casa una vez por semana a darme masajes y
Creo que están liados.
Y esto fue básicamente todo lo que hice durante el fin de semana. ¿Apasionante, no?, ahora mi vida se basa en buscar masajistas filipinos en esta maldita ciudad en la que no hay para ir compulsivamente a que me estiren la espalda.